Cuidar al cliente
El terremoto de 1970 le quitó a toda su familia, pero fue acogido por sus padrinos, quienes le enseñaron a trabajar en el negocio que hoy lo mantiene. A los diecisiete años de edad empezó a frecuentar la playa Tortuga, donde conoció a mucha gente que lo ayudó porque tenían embarcaciones y empresas vinculadas al sector pesca.
“En la pesca no todo es bonito: tienes que pasar momentos duros, difíciles. Pero, tomando empeño, allí aprendí a trabajar. Comencé en una lancha de 180 toneladas y llegué a trabajar en una de 800”, cuenta.
Con la llegada del Decreto Legislativo N° 1084 empezó a buscar otros horizontes, y fue así como descubrió FONCOPES. Se capacitó en administración de empresas, en especial en marketing: “Aprendí cómo debo atender al cliente, y eso me ha ayudado bastante. Trato de superarme cada día más”, dice. “Con esto ahora le estoy dando educación a mis hijos. Tengo un hijo que acaba de salir de la Escuela de Policía y otros que están en la universidad”.
“Yo estoy muy agradecido a FONCOPES y a los profesores que me formaron, como seguramente lo están muchos compañeros de trabajo que también han aprendido muchas cosas”, remata.
Y empieza a limpiar y poner en orden su puesto: la mañana avanza y los clientes han comenzado a llegar.
