El hombre del cilindro
Nacido en la sierra del país, a los trece años de edad don Benjamín debió viajar a Chimbote para iniciar la secundaria. Quiso ser médico, pero la falta de dinero se lo impidió. Luego de trabajar en una y mil cosas, llegó al mundo de la pesca en el año 2000 porque tenía varios amigos que se dedicaban a ella. Y allí se quedó por doce largos años, hasta que se reencontró con una vieja pasión: la cocina.
Aunque dice que gracias a la pesca pudo hacerse de un capital, el trabajo le resultaba muy duro, pues padecía de lumbalgia. El Decreto Legislativo N° 1084, manifiesta, “le cayó del cielo”. “Cuando fui a la oficina de FONCOPES me dieron todas las alternativas, y yo escogí el mundo de la gastronomía; no lo pensé dos veces”. Ahora tiene un restaurante en el centro comercial Plaza Chimbote. “Desde chico me gustó la cocina –cuenta–. En la ECAP a la que fui aprendí todas las técnicas de gastronomía y manipulación de alimentos. Mi formación fue excelente”.
Además de sustento económico, el restaurante le permite estar cerca de su familia. “Todos estamos involucrados en ‘El Cilindro de Benjamín’, y estamos creciendo: nos han invitado ya a Trujillo, y en 2015 participamos en Mistura, en Lima”.
Cuenta, además, que cada vez que se le presenta un problema con el negocio acude a FONCOPES, y que lo atienden en el momento. “Gracias a ellos estoy donde estoy ahorita”
