Pensar en grande
De tal palo tal astilla: padre pescador, hijo pescador. Desde pequeño se quedaba contemplando por horas los barcos grandes, a lo lejos, y se decía: “algún día voy a estar allí”. Y estuvo: después de estudiar Sistemas en un instituto, se le presentó la oportunidad de trabajar en la pesca industrial, sector en el que permaneció por diez años. El Decreto Legislativo N° 1084 lo cogió pensando en salir de la pesca para dedicarse al transporte de petróleo.
Estuvo en tres agencias marítimas. “Llevábamos transporte de materiales para perforación y tuberías; crudo también. En la agencia marítima terminé trabajando en un buque-tanque, transportando y almacenando ese crudo, y esperando que vengan los barcos para pasárselo”, dice don Pedro. Una vez que se retiró de la naviera, empezó a estudiar todo lo relacionado con maquinaria pesada. Cuando se acogió al programa de FONCOPES optó entonces por ese curso. “Lo aproveché muy bien, porque fue un curso de maquinaria pesada múltiple, que comprendía cinco máquinas, teoría y práctica. La práctica la hice en Piura”, cuenta. Ahora trabaja en mantenimiento en una empresa que acciona agua. Está en planilla y tiene todos los beneficios. Además, está más cerca de su familia.
